Drum circle en el ámbito de la educación

El taller está inspirado en la idea del círculo de percusión (drum circle), concepto acuñado por el percusionista internacional e instructor Arthur Hull, un encuentro de tipo comunitario que ofrece una experiencia musical de diversión y aprendizaje accesible a cualquier persona que desee formar parte de la actividad.

En su parte más introspectiva, el taller incide en el desarrollo personal
gracias al método de ritmo y reflexión desarrollado por el facilitador de ritmo y terapeuta Simon Faulkner.

Durante la actividad, los alumnos se expresan de forma colectiva mediante el uso de un conjunto de tambores, instrumentos de percusión de diferentes tipos (metal, madera, shakers) así como percusión melódica (boom whakers, campanes sonoros) y voces para crear un espacio musical juntos, a la vez que disfrutar de un gran momento.

A través de un lenguaje inclusivo y consignas referidas a temáticas que abordan la realidad psicosocial que viven los adolescentes, se genera un espacio de apertura, conciencia y salud emocional, donde los alumnos son protagonistas en todo momento.

Para conseguir el óptimo funcionamiento del encuentro resulta fundamental la figura del “facilitador”, que en ningún caso desempeña un papel de profesor ni de músico que muestra sus habilidades.

En el taller se utilizan instrumentos de percusión poco habituales en las aulas de educación en cuanto a tipos y número de instrumentos, por ejemplo, tambores de diferentes sonoridades por cada alumno. Además se pone en valor el buen uso de los instrumentos, evitando tratarlos como «juguetes», con el fin de que sean un estímulo para motivar el aprendizaje.

Entre los objetivos del taller se persigue:

– Ampliar el registro comunicativo mediante la música.
– Conocer y asimilar las cualidades de la música y aplicarlas de forma práctica.
– Adquirir pautas de disciplina y concentración.
– Conocer y practicar nuevas formas de relación con los demás.
– Potenciar capacidades cognitivas (coordinación, memoria, concentración, atención plena mindfulness, escucha activa, lenguaje no verbal).
– Valorar la contribución de la práctica musical y la creatividad en la vida personal y de la comunidad.
– Entender y dar a conocer a la sociedad el valor que tiene la música como competencia cultural y artística.

Los talleres tienen una duración de 60 o 90 minutos, a concretar con el centro educativo.

Se realizan en las dependencias del mismo centro educativo, en una sala amplia que permita disponer todos los instrumentos, así como permitir un espacio para moverse con libertad.

Nosotros nos encargamos de traer todo el material necesario excepto las sillas, una para cada alumna/alumno.

A tener en cuenta:
– No es una clase para aprender música.
– No es necesario tener conocimientos previos de música.
– Se tiene en cuenta la diversidad (no hay diferencias de edad, cultura, raza, sexo…)
– No hay errores, las experiencias se plantean como oportunidades.